viernes, 8 de febrero de 2013

Aula de Tauromaquia CEU:"Las cuentas claras ( 1637-1659)"





Ayer Jueves 7 de Febrero, dentro del ciclo de conferencias del Aula de Tauromaquia del CEU, fue el turno de don Gonzalo Santonja Gómez–Agero, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, doctor en Filología Hispánica y Honorary Fellox in Writing por la Universidad de Iowa. Entre sus obras destacamos las últimas, Luces sobre una época oscura. El toreo a pie del siglo XVII”, y “Por los albores del toreo a pie. Textos e imágenes de los siglos XIII-XVII” (Everest, 2012). En esta última obra podemos encontrar la mayoría de los hechos glosados en la conferencia, titulada "Las cuentas claras (Segovia 1637-1659".

Inició su intervención dejando claro que antes de nada habría que establecer una serie de hitos para demostrar que su tesis inicial, en la que afirma que las corridas de toros como tal se iniciaron mucho antes de lo que tradicionalmente se han venido datando, no está equivocada ya que existen evidencias tales como:
Ya en el siglo X en el reyno de León uno de sus monarcas provoca una emboscada a uno de los enemigos al trono con un toro bravo, entonces salvaje.
Ya a mediados del siglo XII Rodrigo Pelayo deja en testamento a la iglesia de Santa María de Wamba (Valladolid) «una tercera parte de mis vacas bravas». Se convierte así en el primer ganadero de reses bravas que conocemos.
En el Monasterio de Silos, en algunas de sus vigas, ya podemos encontrar escenas con motivos taurinos: hay hombres a pie enfrentándose a los toros, en una mano lleva un arma y en la otra una tela (s.XIV), es decir, ya se usan las telas para engañar al toro.
En la catedral de Plasencia, en la sillería del coro, se puede contemplar una imagen de un hombre matando a un toro. Y este hombre está cruzándose, como lo entendemos hoy en día. Interesante.
Ya en el siglo XV se mataba de frente y por derecho, y cruzándose. Hay representaciones y evidencias de ello (capilla Barbazana de la catedral de Pamplona, sillería de la Universidad de Salamanca, capitel del Palacio de los Condes de Requena en Toro……).





¿Cuándo surge la corrida de toros organizada?

En el Archivo Municipal de Segovia se han encontrado legajos en los que se refleja claramente que ya en  1637 Juan Pérez Borregón, actuando en calidad de agente de negocios, presenta a los regidores las cuentas, en maravedíes (279.000 para ser exactos), de lo que se gastaba en organizar corridas. Las cuentas presentadas van desde el año 1637 al 1659. Son extremadamente detalladas y claras.
Los 279.000 maravedíes de 1637 son 450.000 maravedíes en 1659.
Se organizaban dos corridas: el día de Santiago y el día de San Juan. Siempre se lidian 6 toros en una y 8 en otra. Las corridas son gratuitas para los espectadores. Estos dineros salen de los impuestos sobre la carne que gravaban en la época.
Se sabe también que lo que más costaba de esas corridas eran los toros, nunca costaron menos del 50% del total de los festejos.

¿De dónde salen estos toros?

Se habla de dos criadores de Medina de Rioseco: Barbadillo y Francisco de Paz. En alguna ocasión también se lidiaron toros de Salamanca y Buitrago. Por contrato, si los toros salen mal, el ganadero no los cobra. Se sabe también de la existencia de veedores.
No es una fiesta espontánea, hablamos de una fiesta organizada. En estos documentos se pone de manifiesto que había partidas económicas no sólo para los “toreadores” sino también para gentes de multitud de oficios que participaban en  la organización de los festejos, así pues se habla de partidas para: garrochas, llaves de puertas de toril, vaqueros, alguacil, veedor, mulas, borlas de las mulas, cuadras, danzantes y músicos, nieve, sogas, cantimploras, empleados que enarenaban y allanaban, carpinteros, herreros… Se les uniformaba a los que salían en la corrida. Hay una partida para mozos que sacan toros (ganapanes) yendo uniformados de plateado y con sombrero. En todas estas corridas se registra la participación de “toreros a pie” o “toreadores”.
Por ejemplo, en 1637 hay dos “toreadores” a los que se le pagan 200 reales a cada uno. Se les paga “por el toreo que hicieron”. Y 45 reales para las personas que hicieron suertes. Esta sería una primera diferencia entre toreo profesional y toreo aficionado.
En 1641 se les paga a unos “varilargueros” y a unos “toreros de a pie” por la misma corrida. Ese año los toreros cobran menos, pero se les hacen “vestidos de torear”. Las telas eran de colores estampados. Algunas de las telas, traídas de Francia.
En 1644 hay un partida de vaqueros que torearán haciendo “toreo de vara larga”. Entre los nombres de toreros que se repiten hallamos los de Diego de Olivar, Francisco de la Calle y Andrés Serrano ¿figuras de la época?
Ya en 1657 a Francisco de la Calle se le paga, 200 reales por “el trabajo que tuvo en torear”. Para hacernos una idea de la importancia de esta cifra diremos que por ejemplo Blas Robles, primer editor del Quijote, tuvo unos beneficios de 4.000 reales. Cervantes, por escribir la obra, ganó 1.800 reales.
En 1657 se le pagan 170 reales a José de Ortega y Andrés Serrano, “toreros de a pie”. En 1658 ya existen “contratos firmados por corridas de toros”. Se citan, en esos contratos, otras corridas en las que han salido bien. Tienen que dar lanzadas a caballo (dos), y luego tienen que dar dos lanzadas a pie.
En 1658 ya se pagaban cantidades significativas en reales por construir 12 banderillas.

En relación a las primeras referencias escritas de las corridas, lo que serían las primeras crónicas taurinas, existe una crónica de 1613 escrita por un cura párroco. Habla de una corrida en la Plaza Mayor de Segovia. Había 8 toros y 4 lidiadores. El último era el más joven. Llevaban capas para torear. La plaza engalanada para tal ocasión. Menciona dicho escrito que un torero estaba solo en los medios. Es decir, ya se habla de una organización ¿en la lidia?

Como epílogo, Gonzalo Santonja dejo un para reflexiones que servían como entradilla a los ruegos y preguntas posteriores:

“La Historia del toreo a pie no se puede escribir todavía. Hay mucha documentación que todavía no se ha examinado”.
“Si la profesión de ganadero bravo está documentada en el siglo XII, los toros bravos se crían para eso. La carne de toro era muy barata. Obviamente, no se criaban para comer”.
“La fiesta de los toros no es que formen parte de la cultura española, sino que  son elemento constitutivo de la cultura española”.



Para leer más de esta obra, "Por los albores del toreo a pie. Textos e imágenes de los siglos XIII-XVII, pinchar aquí. Para leer un gran artículo del autor hablando de los toros en la cultura del exilio pinchar aquí.



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