Para el domingo por la manaña llegaron los Palha, nombre con mucha
historia en la Fiesta que, al ser mentado, no deja indiferente
a ningún aficionado y a los toreros se les aparece Santa Jindama como
por arte de magia. La corrida fue variable de hechuras pero muy seria, a
excepción del primero, astillano y con poco pitón, alejado de los
gustos de la plaza. Encastados en varas, la corrida quiso caballos en
todo momento, pero la terna no anduvo por la labor de lucirlos como
merecían. Para la muleta destacaron primero, tercero y cuarto; los demás
muy a menos por diferentes motivos que explicaré a continuación.
Presidió el festejo Matías, el usía de Bilbao, que dio la nota sacando
el pañuelo azul cuando los caballos de tiro se disponían a arrastrar al
cuarto. Este toro tomó tres varas en bravucón, mentirosillo, por ello
nos pareció un premio excesivo.
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