lunes, 3 de febrero de 2014

«Una profesión en la que te juegas la vida se debería dignificar al máximo»

Miguel Ángel Silva - Novillero





 
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  Miguel Ángel Silva durante la entrevista en ‘Grana y Oro’. / Óscar Navarro
Fue noticia en 2012 tras la gravísima cornada que sufrió en tierras abulenses lidiando sin caballos. A punto estuvo de costarle la vida y quizá por eso, tras reaparecer en marzo del pasado año en lo que era su debut con caballos, ha optado por el camino recto, por el del respeto máximo por esta profesión, un bien cada vez menos preciado. Este joven extremeño, que compagina los ruedos con los estudios de Periodismo, conoce perfectamente que cada tarde con el utrero representa un examen que hay que aprobar con nota para abrirse camino en este difícil mundo de los toros.
Cuando se sufre un percance tan grave como el suyo de 2012 en El Hoyo de Pinares, la vida se valora de otra manera...
Se aprende a valorarla mucho más. Nosotros los toreros sabemos del riesgo de nuestra profesión, pero ello no quita para que cuando sufres un percance tan grave como aquel, y más cuando te sucede con tan solo 18 años de edad, se te pasen por la cabeza muchas cosas. Entonces no sabía si iba a ser capaz de tirar para adelante, pero en este caso, una vez más, el toreo salvó al hombre. Y gracias a los muchos apoyos que tuve y a las inmensas ganas de seguir creciendo en esto pude continuar y en esas estamos.
Es lógico que luego surgieran muchas dudas. ¿Usted ha sido capaz de solventarlas todas?
Mentiría si dijera que sí. Y es que he de reconocer que ha habido momentos durante la pasada temporada en los que al ir a entrar a matar, la mente no ha sido capaz de borrar todos los fantasmas. Y por lo general, cuando eso sucede, acabo pinchando al novillo. Entiendo que mal por mi parte porque aquello hay que olvidarlo, pero creo que ésta será una lucha que me acompañará de alguna manera, aunque sé que al final lo acabaré de superar del todo.
Reaparecía el pasado 3 de marzo en Olivenza en lo que era su debut con los del castoreño. ¿Hubo o no triunfo aquella tarde?
Corté una oreja al primer novillo, mientras que el otro no ayudó, de ahí que no hubo triunfo artístico. Sin embargo, en el plano personal sí que lo hubo al verme capaz de volver a sentir esas sensaciones que solo los toreros tenemos cuando nos jugamos la vida. Y ese triunfo personal al que me refiero fue tremendamente importante para el desarrollo del resto de la temporada.
¿Cómo recuerda ese debut al que llegó un tanto justo?
Me avisaron mes y medio antes, de ahí que de los cuatro que debutábamos aquella tarde fuera yo el que menos tiempo había tenido para prepararse. Pero aquello no me preocupaba al ser consciente de cuáles eran mis armas. Lo recuerdo como un día muy bonito pues más allá de ser un reencuentro con la afición, lo fue conmigo mismo.
Los números de la temporada dicen que fueron diez paseíllos y 19 orejas. ¿Son un fiel reflejo de lo que pasó?
Los números a los novilleros nos importan más, pues en buena parte dependemos de ellos. Pero a mí me gustan más las sensaciones, y de éstas hubo muchas y buenas, pues percibía en esta nueva etapa la evolución de mi toreo y cómo mi tauromaquia se iba adaptando tarde tras tarde a ese animal más voluminos

 .eladelantado.com

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