miércoles, 27 de octubre de 2010

"MARCIAL ERES EL MAS GRANDE"


Marcial Lalanda del Pino nació en Vaciamadrid, provincia de la capital de España el 20 de septiembre de 1903, siendo bautizado en la madrileña iglesia de la Virgen de la Paloma.

En esta casa nació el torero Marcial Lalanda del Pino. Estaba situada en la margen izquierda de la carretera del Puente de Arganda a Chinchón, en el kilómetro 1, junto a la Casa del Árbol de la finca El Porcal. Fue destruida durante la batalla del Jarama (1937), en plena Guerra Civil española.





Extracto del texto de Antonio Santainés.

Le pregunté una vez a Marcial si fue seguidor de los pasos de Joselito el Gallo y me contestó: «Sí. Yo desde el primer día que vi torear a Joselito. El primer día que vi toros, toreaba Joselito. Era la despedida de Bombita, de Ricardo...». Y añadió: «Mi mejor tarde fue una vez que maté siete toros en Barcelona. Ya estaba completamente cuajado, hecho. Porque hay toreros que rompen más pronto que otros. Aún conociendo bien el oficio. Como yo he visto a Joselito que, a los quince años sabía tanto como cuando le mató un toro. Pero claro de éstos nace uno cada veinte o treinta años.»

Marcial Lalanda mató el primer becerro en Alameda de la Sagra (Toledo) el 15 de agosto de 1914 acompañado de su hermano Martín. Ganando por esta actuación 35 pesetas y cuarenta céntimos.

El 14 de marzo de 1920 Pablo y Marcial Lalanda se atrevieron con novillos gordos y mansos de José Manuel García Sánchez, antes Arribas, en la Monumental de Barcelona. Cuajado Marcial para empresas más comprometidas el 28 de septiembre de 1921, Juan Belmonte le dio la alternativa en Sevilla, cediéndole la muerte del toro «Pichuchi», negro, de Surga, actuando de testigo Chicuelo. Me dijo que entre novilladas y corridas había toreado 127 veces en Barcelona.


En Marcial Lalanda se conjugaba la facilidad con que ha dominado a los toros y su personalidad artística nada exenta de inspiración creadora. Hija de su creación fue el galleo de la mariposa -quite de adorno y de dominio- que en el polvo de oro de sus alas llevaba prendido al toro y el lepidóptero murió cuando Marcial voluntariamente se marchó de los ruedos.

Esta bella suerte nació en Méjico. «Fue -me dijo Marcial- en un tentadero. En un momento de defensa de una vaquilla que se me quedó muy corta y tuve que salir un poco precipitadamente. No huyendo, sino retrocediendo.»

La tarde cumbre

Reconduzcamos el hilo de este relato hacia nuestro principal objetivo. En la gloriosa jornada que citamos estoqueó Marcial Lalanda en la Monumental seis toros de Sánchez Rodríguez (Coquilla) y uno -de gracia- de Terrones.

Lanceó de capa a todos los toros, lució en los quites un repertorio vastísimo, dio varios cambios de rodillas; ejecutó dos veces el galleo de la mariposa -suerte personal de su creación- toreó de tijera o a lo chatre, veroniqueó arrodillado y dio faroles en varias ocasiones.

En los toros segundo y quinto Marcial se superó a sí mismo. A aquel, después de lucir en quites, le clavó tres pares de banderillas, hizo con la muleta una faena inenarrable y le dio muerte con una gran estocada a un tiempo. Al finalizar la lidia delcuartocomenzó a llover;elquintoastadofueunbravísimoejemplary,a criterio de Don Ventura Bagües «Marcial le dio una lidia admirable bajo la lluvia hasta el punto que su faena de muleta fue, sin duda, una de las más extraordinarias, de las más grandes, en su larga vida profesional.»

Y añadía: «¿Por qué misteriosa asociación de ideas evocamos en aquel momento sucesos históricos que nada tienen que ver con la Tauromaquia ?.

La tormenta, el genio de Marcial Lalanda y el revuelo político hicieron que vinieran a nuestra memoria las Cortes Constituyentes de 1869. Así como suena, lector.
Y vimos a Castelar, replicando a Manterola cuando dijo aquello de: «Grande es Dios en el Sinahí; el trueno le precede; el rayo le acompaña; la luz le envuelve; la tierra tiembla; los montes se desgajan...»
Fue una faena portentosa en la que dio seguidos doce pases naturales. Mató de un pinchazo y una gran estocada. Fue una jornada gloriosa en la que no cesaron las aclamaciones.
Un año antes, el 29 de agosto de 1929 ya había estoqueado seis toros en Barcelona. Rechazados los toros de doña María Montalvo que debían lidiar Marcial Lalanda y Vicente Barrera, éste ejerció su derecho negándose a actuar en la lidia de las reses de doña Enriqueta de la Cova que había en los corrales.
Y, once años después, el 15 de junio de 1941, toreando Marcial Lalanda con Manolete en nuestraciudad le recuerdo -fui testigo presencial- unafaena histórica al toro Saltador, de Contreras, cuya muerte brindó al inolvidable Doctor Olivé Gumá.
Dijo que mi cerebro describa los hechos ocurridos tal como quedaron registrados. Este tercer toro, negro, era más gordo y hondo que los anteriores.
Marcial Lalanda marchó al encuentro del toro que, quieto y retador, aguardaba frente a un burladero del diez. Unos tres metros antes de llegar al toro, se hincó de rodillas provocándole la arrancada. Todo inútil. En pie otra vez captó la atención del toro. Entonces volvió a arrodillarse acercándose más. El de Contreras permanecía aquerenciado, paralelamente al burladero. En este estaba Eduardo Lalanda y tal vez su montera que sobresalía, era el punto de atracción del toro. Marcial, puesto en pie de nuevo le gritó a su hermano: «Eduardo, quítate de ahí.» Se agachó Eduardo pero Marcial insistió: «Eduardo, sal de ahí y déjame solo.» Marcial se arrodilló de nuevo y considerando Saltador que tenía segura su presa se arrancó como una exhalación. Marcial le dio un pase por alto espeluznante. La faena fue corta pero histórica también. Dio seis naturales magníficos ligando el último con el de pecho. Tres molinetes y dos por alto y era tan grande el clamor que apagaba los sones de la música. Enterró el estoque en el hoyo de las agujas. Y, a las manos de Marcial Lalanda llegaron las orejas, el rabo y la pata de Saltador. Son hojas caídas en el decurso del tiempo, que, aún hoy, conservan la fragancia del buen toreo.

¡¡¡Marcial, eres el más Grande!!!

Pasodoble compuesto por: Martín Domingo y la autora de la letra fue su esposa Josefina Porras.


Voy a los toros
porque esta tarde Marcial torea,
que es el mas grande,
y sus faenas, derroche de emoción,
son todo arte, valor y corazón.

Con el capote no tiene rival,
en banderillas es algo genial
y con la espada fue su profesor
otro de Madrid, Vicente Pastor.

ESTRIBILLO:
Marcial, eres el mas grande,
se ve que eres madrileño,
rival de Belmonte, José,
Machaquito, Pastor y El Algabeño.

Por ti vamos a los toros,
por ti solo hay afición.
Marcial, si te retiras,
perderá la Fiesta toda su emoción.

Sale el toro,
Marcial lo citas
y da seis lances
que maravillan
y de remate nos da su creación,
la mariposa, con limpia ejecución.
La plaza entera grita loca olé,
al sucesor del divino José.

Eso es honrar la Fiesta Nacional.
¡Qué maravilla! ¡Qué viva Marcial!.

Marcial eres el mas grande,

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena por la entrada. Un abrazo, la nieta de "El más grande", Marcial Lalanda.

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

MARCIAL LALANDA Y DEL PINO

Siempre le calificaron de joven maestro,
y de aquellos cuantos tocan las notas agudas,
el arte entró en su cabeza, brillante, sin dudas,
y un modelo a seguir fue el que inspiro como diestro.

Recogió como pocos del toreo el ancestro
aun viviendo por los ruedos experiencias rudas,
la muerte brutal de Granero fue de las crudas
junto a Juan Luis de la Rosa en un día siniestro.

Fue un torero cerebral, en dominio y recursos,
y creador del"galleo de la mariposa",
que vi realizar con el capote a Esplá.

Y ganaría en los certámenes y concursos
que premiaran la rosa fragante más hermosa,
que en rosal esparciendo sus efluvios está.

Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

A CADALSO A VER LOS TOROS

A Cadalso a ver los toros
sobre un camión en la caja,
con los trebejos de paja
mi padre me aupó entre coros.
Con pasodobles sonoros:
al toro lidia y lo manda
y lo somete y ablanda
en el centro del albero
con su vestido campero
el diestro Marcial Lalanda.

Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho