lunes, 21 de febrero de 2011

CASTELLÓN, LA PIEL DE TORO QUE SE ARRUGA

La situación ha hecho que muchos empresarios amenacen con no servir más reses e incluso, publicar una lista con los ayuntamientos morosos. «Se puede entender que sea más lento porque debe pasar trámites, pero no un año entero», dicen.
A esto se le añade el que los particulares -es decir, las peñas- tienen mucho menos dinero, y en consecuencia, quieren toros más baratos. De ahí que animales de 5.000 euros haya pocos en las fiestas de la provincia. «No obstante, las peñas cumplen porque cuando llegan a una finca ya traen un presupuesto cerrado y lo pagan. Es más, si no se da el dinero, el animal no se carga en el camión», advierten. Lo que sí ocurre es que estos colectivos suelen dejar a deber una parte «y te lo abonan con lo que logren en la lotería de Navidad».
¿De qué depende que un animal cueste más o menos? Primero, «de lo bonito que sea». Es decir: de la estética y, además, «si tiene un defecto, como un ojo por el que no ve bien, baja el precio», cuentan.
Sin embargo, entre todos los hierros de la provincia hay una gran camaradería. «Nos conocemos y nos llevamos bien porque hay negocio para todos», cuentan. Justo en estos momentos, las fincas de la provincia empiezan a trabajar al cien por cien, ya que la temporada alta comienza en mayo y acaba en octubre, en las fechas donde una de las localidades más taurinas de la provincia como es Almassora celebra sus dos fiestas patronales.
Pero en Castellón raras son las celebraciones que no tengan al toro como protagonista. No sólo Almassora, la Vall d'Uixó, l'Alcora y Onda son ciudades en que sin toros no habría fiesta. Sólo la capital de la Plana es más reticente a celebrar actos taurinos de calle.
Es más, la provincia basa parte de su turismo en el toro. El ejemplo más claro es la Entrada de Segorbe, que ha conseguido ser blindada con la declaración de Bien de Interés Cultural Inmaterial y cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional (la única junto a la Magdalena). Se trata de una de las celebraciones más antiguas, donde un grupo de jinetes guía a una manada de toros por las calles y la única barrera la crean los propios caballos y el público.
También el 'bou amb corda' que se celebra en Santa Bárbara, Burriana, es una de las celebraciones con más historia y ha motivado, incluso, un congreso a nivel nacional en la capital de la Plana Baixa, ya que se trata de una exhibición de 'bou al carrer' pero atado a una cuerda.
Por último, los actos taurinos en plazas de Castellón son uno de los referentes más destacados. Un ejemplo de ello es la Feria de la Magdalena, que concentra a lo más granado del mundo del toro: Morante, el Fandi, Cayetano... Un hecho que desde el Ayuntamiento se quiere aprovechar sobre todo ante la prohibición de actos taurinos en Cataluña a partir del año que viene. Y es que el alcalde, Alberto Fabra, quiere que el coso de Pérez Galdós sea «la plaza de los catalanes».
Oropesa, Vall d'Alba o Vilafranca también tienen siempre sus plazas a rebosar. Un ejemplo de que la fiesta está viva y de que, pese a la crisis, podrá seguir saliendo por la puerta grande.
L a crisis llega a todos los rincones, incluso, al mundo del toro, que es uno de los sectores más arraigados en una provincia como Castellón que lidera los actos en los que este animal es el principal protagonista. El rey de la fiesta pero que, de un tiempo a esta parte, no se libra de coyuntura económica. Detrás de cada 'bou embolat' no hay sólo afición, sino que se esconde un negocio y un grupo de personas imprescindibles para que la fiesta siga siendo lo que hoy es.
En total, Castellón celebra una media de 3.080 actos taurinos lo que implica un gran volumen de trabajo (y de negocio) que se reparte entre las más de 140 ganaderías oficiales que hay en la Comunitat, aunque no todo el dinero es para ellos, puesto que son muchos los que apuestan por acudir a hierros de fuera de la autonomía en la búsqueda de un toro.
Pero, ¿es un negocio rentable tener una ganadería? «No mucho y, para darse cuenta de ello, sólo hay que mirar que son sólo dos los que viven exclusivamente de la ganadería. El resto tenemos nuestros trabajos y las fincas son una afición con las que intentamos no perder dinero», explicaba uno de los socios de la ganadería La Calderona. De hecho, para llevar este tipo de empresa se pagan permisos caros como los que tiene una explotación ganadera, con la diferencia de que los toros no se venden al por mayor y requieren de cuidados especiales.
«Además del IAE que se paga como en cualquier actividad comercial, las ganaderías precisan de mucha mano de obra para que todo esté correcto», explica otro ganadero de la provincia. «No somos ricos nadie, sino que dedicamos muchas horas e intentamos que a final de año el saldo no sea negativo».
Un ejemplo: entre la comida y las revisiones de los veterinarios una res puede costar, fácilmente, 2.500 euros de gasto como mínimo. Sin embargo, hay toros que cuestan 2.000 euros, aunque son los menos. El precio medio de un animal está en los 3.500 euros, pero depende de muchas circunstancias.
En la finca La Calderona explican que «el año pasado vendimos toros desde los 5.200 euros a los 2.000 y compensas lo que pierdes con lo que puedes ganar». El principal problema por el que atraviesa el sector, que genera 46 millones de euros según las cifras de la Conselleria de Gobernación, es por un lado el aumento de morosos y, por otro, los efectos de la crisis.
El primer caso se debe a que la mayoría de los hierros trabajan con la administración. Tal y como señalaba un empresario del sector, que prefiere mantenerse en el anonimato, «trabajar con un Ayuntamiento es lo peor que te puede pasar. Ha habido casos en los que vienen a contratar toros para 2010 y no te han pagado los animales de 2009». Mientras, el ganadero paga la alimentación del animal, los gastos veterinarios e, incluso, ha adelantado el IVA por la venta. «En Castellón, salvo l'Alcora y Vistavella, que ingresan el dinero a las pocas semanas, el resto pueden pasar meses y sigues sin cobrar». Un ejemplo: Burriana no ha pagado los toros de septiembre al ganadero. 
lasprovincias.es

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