lunes, 12 de septiembre de 2011

El arte de la tauromaquia



Sobre todos brilló Goya, quien marca el hito con sus famosos aguafuertes taurinos; pero, antes y después del genio, la fiesta de los toros ha ocupado un amplio espacio en el mundo del arte, gracias a numerosos escultores y pintores que dejaron, a lo largo de su trayectoria, obras de primera calidad. Esto puede comprobarse en la exposición que la Fundación Alfonso Ortega ofrece en Cehegín, a partir de mañana, en la que se presentan cuadros y esculturas de autores tan notables como Benlliure, Roberto Domingo, Inocencio Medina Vera, Antonio Campillo, Julián Alcaraz... La muestra, que ha tenido como comisario a Martin Páez, «es una recopilación muy atractiva de artistas que han dedicado gran parte de su obra a la fiesta de los toros. De hecho, la lidia es una de las Bellas Artes, aunque haya quien se empeñe en afirmar lo contrario; pero recoge una traición de siglos, y en ella existe una técnica, unos estilos. Los más importantes pintores, escultores o fotógrafos han recogido la belleza del mundo de la tauromaquia».
Ya antes de Goya, otros artistas, -entre ellos, Antonio Carnicero, excelente retratista oficial de la Corte- demostraron su atracción por el ambiente taurino. Los artistas del siglo XVIII español, que dan paso, durante todo el siglo XIX, a la esplendidez artística que los toros desempeñaron entre escultores y pintores, que hicieron de este ambiente un motivo muy atractivo y bastante ejercitado.
La exposición que presenta la Fundación contiene una unidad temática, pero de muy distintos estilos, gracias a la independencia de cada uno de los veinticuatro artistas presentes, que aportan cerca de cuarenta obras. La escultura del toro, de Mariano Benlliure es «una pieza fundamental» en el mundo artístico de la tauromaquia, acaso porque el famoso escultor supo plasmar la dificultad intrínseca que el animal demuestra en su naturalidad. Un diestro tan famoso como Marcial Lalanda, en una tertulia taurina celebrada en Murcia, afirmó: «Pintar o esculpir un torero era fácil; lo difícil es hacerlo con el toro», debido a la complicada anatomía que presenta, cuando se encuentra pacífico en el campo, o en el ruedo pelea por sobrevivir. Frente a la explosiva prestancia del toro, en la exposición se encuentran figuras de toreros, de Antonio Campillo, quien siempre presentó al diestro de un modo más humano y de menor gallardía -otro símbolo del ambienmte taurino-, o de Hernández Cano, que lo colmó de finura esquemática.
Entre los pintores más tradicionales y prestigiosos, Medina Vera, clasificado como uno de los mejores 'tratadistas' del mundo de los toros en cualquiera de sus manifestaciones, está presente en la exposición con tres cuadros esplendidos; Roberto Domingo, reconocido mundialmente por sus famosas estampas taurinas sus carteles, como sucedió con el murciano Julián Alcaraz, quien dedicó, prácticamente, toda su labor artística al mundo de los toros. Sus emocionantes carteles anunciaron las ferias de Sevilla, Bilbao, Cádiz, Murcia..., y han quedado como 'emblemas de una época', gracias a su profunda expresión artística y taurina. Si en Murcia se recuerda a Sánchez Picazo como 'el pintor de las flores', Alcaraz siempre será evocado como 'el pintor de los toros'.
Para Martín Páez, la exposición es «un regalo extraordinario y muy interesante. El ayuntamiento de Cehegín debería animarse a colaborar con una entidad que ofrece actividades muy atractivas, pero que también arrastra los problemas propios de unos años difíciles».
Alfonso Ortega confiesa, por su parte, que, al margen de su ostensible afición taurina -el comedor de su casa estaba adornado solo con cuadros de esta temática-, el motivo principal que lo ha impulsado a montar la muestra ha sido el hecho de que se cumple el ciento diez aniversario de la inauguración de la plaza de toros de Cehegín. Afirma que «como aficionado a coleccionar obras de arte, desde hace años, dispongo de una serie de originales de grandes maestros, a nivel nacional e internacional, que ahora pueden contemplarse en la Fundación».
Además de la exposición, bautizada como 'Veinticuatro artistas en la fiesta de los toros', se ha editado un facsímil del programa de fiesta de 1901 -cuando se inauguró el coso ceheginero-, patrocinado por la firma constructora Theogin. «Como también poseo del cartel original que se imprimió con motivo de la inauguración de la plaza, firmado por el autor, yo tenía ilusión de hacer algo de toros. Y si se tiene en cuenta el interés que hay en mi pueblo por las corridas, la presencia de estos cuadros y esculturas podría convertirse en una cita de la Fundación muy atractiva, puesto que hay obras, que considero de primera calidad, como las esculturas de Benlliure, Bolilla, Campillo, Hernández Cano... o las pinturas de Medina Vera, Julián Alcaraz o Roberto Domingo. Quería que fuese una exposición distinta a las que estamos acostumbrados». También se expone un abanico del pintor sevillano José Jiménez Aranda, que entraña para su dueño un interés especial -«me lo han pedido para diversas exposiciones, pero no he querido dejarlo», como sucede con 'El patio de caballos' y 'La vicaría', de Medina Vera. «Este cuadro muestra a un torero medio adormilado y solo es la reproducción de un fragmento de la obra con idéntico título que pintó Fortuny. Hace muchos años poseía ese cuadro, pero, por consejos de unos y otros, me desprendí de él. Luego, volver a recuperarlo me llevó ocho o diez meses siguiendo el rastro y haciendo gestiones. Deseaba recuperarlo con toda mi ilusión».
Los cuadros de Julián Alcaraz, en los que se contempla, un toro a punto de mori r y otro que pasea en el campo, fueron adquiridos a una peña taurina que existía en Málaga. La última batalla de Ortega pretendía conseguir otra obra de Alcaraz, que recogía los seis toros lidiados en la inauguración de la plaza de toros de Cehegín. «Por una serie de problemas de la familia que lo posee, fue imposible. Ya lo he dejado. Hubiera sido una pieza excelente y muy llamativa para esta exposición». 
PEDRO SOLER
laverdad.es

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