domingo, 6 de noviembre de 2011

LA CARNE

Aquilino Sánchez Nodal
 Siempre hemos creído, los empresarios taurinos, que la carne de lidia era igual o superior a las de más alta calidad del mercado. Hace un tiempo, varios años,  se ha rebajado sus bonanzas por los mismos profesionales del sector. Los compradores de canales de reses de bravo han dejado de empujar el mercado para que, con su catastrofismo marcaran un precio pactado a la baja. Las dosis de desprecio no han sido las exactas, ajustándonos a la estética y ordenanza del Ministerio que ha intentado poner patas arriba la relación: empresario  taurino – carnicero comprador. Se ha aplicado la ortodoxia mercantil sin posible respuesta. Los comerciantes de la carne han fijado precio “cero”. Lo explican con el aumento de gastos de maniobra: La sala de despiece, la eliminación de los M.E.R.; la subida de sueldos de matarifes; el transporte, etc. Mucha excusa para despreciar un producto divino, especial y cada vez más buscado: Las carnes rojas de toro. Muchas ferias se salvaban por el beneficio que producía la venta de las canales. Aparentemente, la carne de lidia no vale un euro; por los costos del comprador, no se le paga a los empresarios. Normalmente, las subidas de un producto que se quiere defender, apreciar, introducir en la cadena alimentaria y satisfacer una demanda por industriales y consumidores saben de que va, el precio reglamentado será  soportado por el consumidor final; nunca por el primer comprador; o sea se: el empresario Taurino. Reclamamos el respeto debido al toro, vivo o muerto.

     A todos los que especulan, desprecian y cuestionan la calidad de la carne de toro, les dedico esta narración real, como la Fiesta misma.

     En la hambruna española producida por nuestra guerra civil, la cabaña brava fue la salvación de cientos de miles de españoles, sin diferenciar credo o procedencia de nacimiento la carne de toro palió parte de las necesidades de los hombres. Los combatientes, sin permiso,  sacrificaban ganado más del necesario sin pensar en el futuro. Acabaron con las ganaderías modestas que no tenían protección administrativa de uno u otro bando. Traemos dos de estos casos de ganaderías liquidadas sin respeto ni piedad.

-          Ganadería del ex matador de toros Marcial Lalanda. Fue exterminada. Logró guardar alguna cabeza y quiso recuperar el tiempo perdido. Imposible. No pudo recuperarla. Vendió lo que pudo salvar junto al hierro, en 1,945 a don Silverio Fernández Avies, .que nada pudo hacer. La liquidó en 1.951 con la venta a doña Francisca Sancho, viuda de Arribas, de El Escorial.

-          La ganadería perteneciente a las hermanas Carmen, Mercedes y Pilar Jordán de Urríes.  Vendieron,  lo poco que rescataron, en 1.951, al ex matador de toros Mariano García Lora.
     Son los extraños sucesos que, inesperadamente, acechan al ganadero de bravo. La fragilidad que soporta la crianza tan especial de reses de lidia, para que, cuando nos han dado toda su bravura, su vida en el espectáculo más bello del mundo; sus carnes se desprecien sin consideración. Quizás exista un pacto mafioso entre compradores de carne de toro. Que Dios los perdone, los ilumine y los lleve al camino honrado, por el bien de la Fiesta.

Aquilino Sánchez Nodal
Empresario Taurino.

No hay comentarios: