El 7 de abril de 1989 durante la lidia del segundo toro de Palha, el maestro Tejera hizo que sonará la música en honor del picador Domingo Rodríguez “Rubio de Quismondo” que estaba ejecutando la suerte de varas de manera antológica. Así lo contó Vicente Zabala en las páginas de ABC.
“Rubio de Quismondo se comportó como un torero a caballo, de esforzado ánimo y brazo potente, demostrando que en este tercio también hay arte, una grandez bárbara y hasta cruel, si así lo prefieren los más sensibleros, pero indescriptiblemente arrebatadora y bella. Muy bien por el maestro Tejera cuando hizo que sonara la música en el segundo puyazo ejecutado por el Rubio de Quismondo, con gusto y regusto a toreo de otro tiempo, ahí saltó la MAestranza levantámdose por los resortes de la historia, de la mejor historia del toreo, con una sensibilidad impresionante, y prorrumpió en oles y ovaciones al toro bravo y al soberbio picador”.
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