"Conductor", toro tremendo de Cuadri para este 2012.
"tremendismo". Antes, a los nuevos modos de torear se los llamó "toreo moderno", y no sé por qué no lo llamaron también "funcional". Todo es uno y lo mismo: nada. Un camelo con mote o unos motes que son un camelo. Pero se da la paradoja de que para el tremendismo no sirve el toro tremendo, esto es, el toro hecho y derecho. Con el toro tremendo, los tremendismos se vienen abajo. El toro dice: "Para terrible, me basto y me sobro yo". Y como esto lo saben los falsos tremendistas, ¿qué idean? Pues muy sencillo: acabar con los toros tremendos. ¿Sencillo? Sí, señor, sencillísimo. Para eso están los ganaderos, para con su selección eliminar la casta, la raza, la fiereza del toro. Cuestión de unas cuantas camadas. ¿Y la bravura? ¿No se acabará la bravura con la casta? Sí, es posible; pero eso no es óbice. ¿Para qué se ha inventado la propaganda? Precisamente para esto. Para hacer ver, si ello interesa, que lo blanco es negro. Se dice a a los cuatro vientos que hoy el toro es más bravo que nunca, que es una fiera corrupia, y la gente, que ante la propaganda abre la boca de sus tragaderas amplias e inocentes, se lo cree, y todos tan contentos. El tremendismo puede estar tranquilo; el camelo, también. Grac ias a Dios, parece ser que ya el estúpido tremendismo ha pasado de moda. Ya apenas se habla de él en las propagandas, porque, como ya se ha llegado a conseguir trocar a un toro en un borrego con bastante perfección, continuar calificando de tremendo a lo que se le hace a un borrego habría entrado en lo francamente ridículo. Pero aún colea."
Del libro "Paseíllo por el planeta de los toros", de un tal Díaz-Cañabate (libro publicado por primera vez en los años 70, aunque el autor se refiere en este texto a lo que ya sucedía en España una vez terminada la Guerra Civil).
No hay comentarios:
Publicar un comentario