sábado, 10 de noviembre de 2012

Epílogo




Pabellón Multiusos de Las Ventas


“Los toreros no suelen ser buenos aficionados a toros. Los toros muy bravos suelen ser difíciles para el diestro. Este toro (el suave y pausado), que es malo para el ganadero, es el ideal para nosotros.  Es tan lógico todo  esto  que  no  es necesario razonarlo” 

( Ignacio Sánchez Mejías, en el periódico La Unión el 30 de Abril de 1925)


 Antes de echar el cierre al año, así como el que tienen pensado para la plaza de Las Ventas -que ya a menudo parecía como techada con una carpa, que circo ya simulaba en algunas tardes-  diremos de lo poco dados que somos por estos pagos a saldar cuentas, componer balances o resumir gestas, que siempre fue arbitrariamente injusto y torticero. Y como reza el dicho, que mejor papel pequeño para apuntar que memoria grande para olvidar, nosotros también tenemos desordenados recuerdos, que no dejan de ser lo que se vive una vez y se evoca siempre.

Quedan ya, como caja de hojalata llena de fotos antiguas, tenemos de Javier Castaño, que parece ser de los pocos toreros que saben que cada faena tiene tres tercios, que nos ha brindado este año todo un prontuario de lidia atemporal, que resulta que sí que es posible hacer las cosas estilosamente clásicas sin parecer un bárbaro o antigualla -trogloditas para los aficionados-, y que solamente en Nimes ya cortó 5 orejas a Miuras, que al cambio valen menos que las once de José Tomás a un sucedáneo de ganaderías del toreo de reunión. Que aun así y con todo resulta que el de Galapagar, no lo olvidemos -traguemos con ello o no- es el único que dinamiza todo esto, el único que llena hoteles y liquida el papel, que no hace falta regalar entradas si lo que pagas te devuelve algún momento para toda la vida. Ya sólo queda que regrese a su casa, y con otros toros que le toquen el orgullo para sacar todo lo que seguro que sigue teniendo dentro.


De Madrid poco se recrearon con sus orejas low cost, lo que sí me viene ahora de David Mora es que se llevó el mejor toro de la Feria de Sevilla y de la de Pamplona (ambos lisardos de Moisés Fraile, es decir, que no es seguro eso de que El Pilar es la ganadería del año) y "solamente" le concedieron un apéndice a cada uno de ellos. De Sergio Aguilar, que el día que se quite de encima ese lastre que le impide hacer con los brazos y pies todo lo que se piensa en su cabeza y en la nuestra, ese día escalará tantos peldaños en el escalafón como cruces haya en nuestras agendas marcando los días que toree.
Hueco también para una carpa en Madrid y una peineta de Simón Casas en Nimes -sus aportaciones este año a la Fiesta-, la que le devolvió Alberto Aguilar con tal de no seguir apoderado por él  (qué bien nos viene este chico para las tardes de emoción entrecortada con toros de arrobas y casta).
Luego Fandiño, que es de lo poquito decente que queda, que lo mismo va a una concurso en Bilbao él solito , o con 6 en Valencia, que en Las Ventas se engalla con el 7 el día de los adolfos para luego reconciliarse en Otoño con vueltas gratuitas al socaire de los mismos. Dudosa la eficacia de estas maneras, pero innegable que son gestos toreros, rasgos que te hacen acercarte a la plaza, esto es así. 
Nos apuntamos también los días que vimos a El Cid, y ya no podemos asegurar si vamos a la plaza a ver a El Cid o a su cuadrilla. Igual que el hábito no hace al monje, hemos de concordar que Boni, Alcalareño y Pirri son a su jefe de filas lo que los 300 para Leónidas en las Termópilas, los tablones del náufrago: un bien escaso y preciado.
También hay hueco para Urdiales en las postrimerías, adelantando a todos por la derecha en la recta final de la temporada, enterarse por el "Qué me dices" de que Fran y Cayetano se han retirado, El Fundi ( tres orejas en 2012: Madrid, Céret, Pamplona) dando la vez a Robleño (apoderado incluido) y opositando para entrar en el negocio del suegro, que para los aficionados al toro con casta y que aprende rápido, el que no vale sólo con articular el circular invertido, es para ellos la ganadería triunfadora del año (lo de Céret entre Robleño y los escolares no hay portal taurino oficial que lo pueda explicar, y eso también es tauromaquia).

Sintomático también recordar más de Francia de acá, el juego de las reses que eligen y la caligrafía nítida y clara de los renglones que de las crónicas que de acullá gotean. Nos consta que Gómez Angulo ya tiene un viaje organizado  Céret – Mont de Marsan - Dax el año próximo. Salvamos de la quema española el reto ganadero de Castellón, que miuras-victorinos-cuadris no se ven en todas las plazas.

De la otra mano, no sólo la retentiva es indulgente con lo que nos aplaca, el Invierno taurino -que tentó más en despachos que en el campo -fue lo más parecido a esas intrigas palaciegas en las que los reyes hacen y deshacen a su antojo, por el bien de los suyos, y de ellos mismos. La gestación de la alianza jediezista, que tan alto apuntaba, que tanto bien haría al futuro y presente, se ha saldado con otro reino de taifas. Aún se oye, como hilo musical de consulta médica, el magnánimo proyecto de salvación de la fiesta, que en postrimeras y resumidas cuentas ha dejado como saldo varias deserciones del redil, una retirada de los ruedos y al llamado a ser el número sin poder sentirse a gusto en las plazas más grandes del mundo. Porque cuando el jediéz alboreaba sin saber, como nos ha llegado ahora, que la fecha de caducidad venía por delante de su génesis, empezó a generalizarse una nueva comunicación , no siempre bidireccional, entre profesionales y toreros: el Twitter, esa jaula de grillos donde el que no trina no mama, ese novedoso e insano vicio de asalariados hombres del mundo del toro corregir insultando al que no se somete al acatamiento visceral de esos pocos. Como huesos de aceituna escupen lecciones de esa quimera que quieren instaurar, cuando en el mayor de los casos no son capaces de aplicársela: la afición. 

 Fue ahí y entonces donde y cuando El Juli  obró el milagro de mutar el “Sermón de las Siete Palabras” en la “Reprimenda de los Siete Tweets”, enzarzándose con André Viard en un terreno cambiado al suyo. Sin torear en casi la mitad de las plazas de Primera, es decir, ya no es que no superase a sus compañeros en donde hay que superarles, sino que además ni siquiera se superó a él mismo, que es lo más dañino que se ha podido hacer. Profesionales enseñando en el Twitter a los aficionados a ser eso, aficionados, con lo inextricable que es ir tarde tras tarde, mojiganga seguida de otra mojiganga, a ver cómo paulatinamente la merma de nuestra paciencia se suicida un poco más.

Como los precedentes instauran rutinas y procesos, en este caso sí que nos sirve el pliego de Las Ventas como ejemplo, donde se programó un mes de Septiembre minoritario y una Feria de Otoño sin figuras del escalafón, pero sí del tilín de los asiduos, que hubo más aficionados de fuera la tarde de la novillada concurso que de público castizo la mitad de la Feria de San Isidro. Las lanzas están para romperlas en favor de, y ahora toca hacerlo por estas migas que nos han dado.

No sabemos a ciencia cierta qué más queda,  qué se puede salvar de todo esto. Ejercer el derecho, como consumidor de un espectáculo, de exigir el mejor producto por el precio que se paga se ha convertido en actividad de alto riesgo. De sobra es por todos conocido, y aceptado en un alto grado por estos sospechosos habituales que somos abonados a las plazas, que estamos ante la única actividad económica nacional donde el proveedor decide– no ya sólo oferta, el que debe elegir también- qué producto ha de engullir el futurible cliente, con el añadido de que recriminar las posibles muecas que se articulen si encima se te ocurre protestar.

Seguiremos haciendo nuestro particular Invierno, volviendo a repasar la teórica, yendo a ver a los amigos de tertulia del Aula de Tauromaquia del CEU, y a los de la Asociación del Toro, finiquitaremos alguno de los libros de Fernández Salcedo que tenemos en standby, a ver dónde quedó ese toro que antes era bravo; escudriñaremos también en el hilo del torero de Pepe Alameda cuándo dejaron de hilvanarse las faenas macizas -de trapío, casta y romana-  y empezó todo este descalabro en el que llevamos años inmersos de rotos y descossíos.



Algunos otros borrones de tantos otros buenos escribanos:

- para leer más de Castaño, recopilado por Javier Torear, entrar aquí.
- para leer más de Robleño, escrito por Pedro Dominguillos, entrar aquí 
- para leer más de Victorino, escrito por JRM Salmonetes, entrar aquí.
- para leer más de Urdiales, escrito por Enrique Martín, entrar aquí.
- para leer más de Céret de Toros, escrito por David El Toro de la Jota,entrar aquí , o lo que colgamos nosotros mismos, entrar aquí
- para conocer el verdadero escalafón de 2012, compilado por el profesor Medina, entrar aquí.






 Tremebundos nubarrones se ciernen en el horizonte



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