martes, 1 de noviembre de 2011

CÓMO DOCUMENTAR LA HISTORIA DE LA TAUROMAQUIA

CÓMO DOCUMENTAR LA HISTORIA DE LA TAUROMAQUIA



Antonio García Megías ha catalogado los más de 5.000 objetos del Club Taurino de Badajoz
CÓMO DOCUMENTAR LA HISTORIA DE LA TAUROMAQUIA
El documentalista Antonio García Megías posa
 en el Museo del Club Taurino pacense. :: J.V. ARNELAS


 Por sus manos han pasado más de un centenar de fotografías taurinas, carteles históricos, cabezas de toro que lidiaron las principales figuras del toreo e incluso los trajes de luces que vistieron diestros como José María Manzanares o Victor Mendes. No es coleccionista taurino pero conoce de primera mano más de 5.000 artículos relacionados con la tauromaquia y ha 
dedicado tres años de su vida a su catalogación.

Antonio García Megías (Badajoz, 1981) es licenciado en Documentación por la Universidad de Extremadura. A través de la Facultad conoció una oferta de trabajo para catalogar el Museo del Club Taurino Extremeño de Badajoz. Lo primero que hizo fue conocer a su presidente, Luis Carlos Franco, y al vicepresidente, Carlos Fajardo, que le mostraron las instalaciones y le indicaron todo lo que sería necesario documentar. «La verdad es que lo primero que pensé es que era muchísimo, que no podría hacerlo, pero me dieron todo el apoyo del mundo y al final me animé», cuenta Antonio, aficionado al arte de Cúchares, aunque nunca había participado en un trabajo de tal magnitud.
El primer paso fue hacer un inventario general, pues aunque muchos aficionados conocen el bar y el museo, el Club Taurino cuenta además con una hemeroteca que posee más de 2.000 publicaciones (algunas de las cuales datan del siglo XIX), numerosos salones e incluso una sala de proyecciones.
Después llegó el turno de catalogar pieza por pieza intentando sacar la máxima información posible de cada una de ellas. Por ejemplo, si se trataba de un cartel, había que recopilar la plaza, los toreros, la ganadería, la fecha y también la tipografía de la letra, quién hacía el cartel e incluso la ilustración que lo acompañaba. Según recuerda Antonio García, la hemeroteca fue relativamente fácil, pues bastaba con anotar el número, siglo y año pero lo más complejo fueron los fondos de la Dinastía Bienvenida.
Donación
«Fue la fase que más tiempo ocupó debido a la magnitud de la documentación», comenta Antonio García. El vizconde de Burguillos era un gran seguidor de la Familia Bienvenida y dedicó parte de su vida a recopilar información sobre esta saga. A su muerte, donó su colección al Club Taurino, en cuyo museo ubican una sala con todos los fondos. Sin ir más lejos, hay 57 archivadores repletos de documentación: recortes de prensa, fotografías, carteles, entradas a los toros e incluso partidas de nacimiento, defunción o actas matrimoniales.
«El vizconde de Burguillos elaboraba unas fichas de su puño y letra con amplia información sobre cada festejo que toreaba Antonio Bienvenida. Anotaba el peso, el número del toro, la reseña... Y cuando no podía asistir al festejo, enviaba un telegrama para pedir la información y después les daba las gracias a las personas que se la facilitaban. Estos telegramas e incluso correspondencia privada que mantenía con los Bienvenida también se pueden encontrar en los archivadores», subraya el joven pacense que dedicó casi un año entero a catalogar toda esta información.
De hecho, el vizconde de Burguillos era tal seguidor de Antonio Bienvenida que guardaba, en pequeños botes, albero de las plazas de toros en las que actuaba el maestro. «Sin duda, lo más importante que tiene el Club Taurino es la colección de la Dinastía Bienvenida y es interesante que la gente pueda conocerlo», relata el documentalista que apunta que también fue laborioso recoger toda la información de los carteles de ferias como las de Madrid, pues son más de 30 tardes de festejos y hay que anotar todos los diestros y ganaderías.
El primer año, Antonio García contó con la ayuda de dos estudiantes de la Universidad de Extremadura que acudieron para hacer prácticas. Estuvieron tan solo tres meses pero fue de gran ayuda, pues él trabajaba solo cada día desde las nueve de la mañana hasta las dos del mediodía.
El Club Taurino en internet
Tras recopilar toda la información, comenzó el proceso de catalogación, algo para lo que contaron con la empresa Códice que realizó la base de datos y también la página web (www. clubtaurinobadajoz.es) desde la que pueden consultarse todos los fondos. Cualquier persona que busque información sobre un torero o una feria, por ejemplo, puede realizar una consulta y conocer qué documentación pueden encontrar en la institución pacense, ubicada en la calle López Prudencio del Casco Antiguo.
«Hace poco escribió al Club Taurino un hombre que tenía un familiar que había sido torera en los años 20 y aquí tenían una fotografía suya. Así que pidió una copia y se la enviaron, como todo está catalogado y con signatura es muy fácil localizarlo», detalla Antonio.
El joven reconoce que está muy contento después de esta experiencia que afirma, le ha venido bien en todos los sentidos. «Como experiencia, como currículum y como todo porque estamos hablando de un trabajo documental importante que además ha hecho que haya crecido como aficionado. He pasado muchos días aquí y he compartido más de un café con Fernando Masedo Torres, una persona que es una auténtica enciclopedia del toro y con la que en media hora de charla se aprenden muchas cosas», sostiene.
Con toda la información, la Diputación de Badajoz editó un libro 'Un museo taurino de puerta grande', que fue presentado el pasado día 12 de octubre en la Sala Cossío de Las Ventas, en Madrid. En sus casi 300 páginas -escritas en español y portugués- se muestra una recopilación de todos los objetos junto con un DVD en el que se pueden contemplar esta valiosa información. Luis Carlos Franco, presidente del Club Taurino -junto a toda la junta directiva- ha sido el alma de este proyecto, que no hubiese sido posible sin la colaboración y ayuda de la Diputación Provincial de Badajoz y de su Patronato de Tauromaquia.
Durante los tres años que Antonio García pasó vinculado a la entidad -aunque en la actualidad sigue haciendo colaboraciones puntuales- pudo comprobar como atraía visitantes de todos los lugares de España, e incluso de otros países. Aficionados al mundo del toro que conocían muchos museos taurinos de todo el mundo y que calificaban al pacense como uno de los más completos. «Siempre destacaban el Museo Taurino de Valencia y este», asevera.
La diferencia entre ambos es que el valenciano recibe ayudas institucionales -en concreto de la Diputación de Valencia- mientras que el extremeño se sostiene tan solo con el apoyo de los socios del Club Taurino. De ahí que considere que sería importante que hubiese una parte pública para que no tuviese que ser una entidad privada la que sustentase el Museo y todo el fondo documental.
«Se están haciendo las cosas muy bien y se está conservando todo de una manera muy buena. Todo ello supone un trabajo espectacular que no se valora lo suficiente. Lo ideal sería que tuviese un carácter público, que la Diputación llegase a algún acuerdo porque esto es un museo y no deja de ser historia de la ciudad. Es importante que llegue a otros sitios», mantiene el documentalista.
De momento, en la Sala Bienvenida del Museo Taurino, reposa el trabajo de años del vizconde de Burguillos. Quién iba a decirle que todo lo que recopiló durante décadas llegaría a cualquier rincón del mundo a través de internet...

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