martes, 1 de noviembre de 2011

LAS HERMANAS PALMEÑO, SURGIERON AUSPICIADAS POR LA ESTELA CREADA POR JUANITA CRUZ

 Al amparo de la conmoción que la torera madrileño Juanita Cruz llevó a la España taurina de los años treinta, surgieron otras “señoritas toreras” de menor entidad, que si bien destacaron por su valor y talento, nunca llegaron a hacer sombra a la inmensa torería de la madrileña. Este es el caso de las Hermanas Palmeño, Enriqueta y Amalia Almenara (que así se llamaban), que cosecharon en su breve carrera taurina notables éxitos por toda España. Al parecer eran de Castellón, hijas ambas del novillero Pedro Almenara Díaz, y de ahí les vino a ellas la afición al toreo. 
Enriqueta y Amalia actuaron casi siempre juntas y ahí residió en parte su éxito
Enriqueta Palmeño llegó a debutar en las Ventas en novillada con picadores el día 5 de abril de 1936, tres días después que lo hiciera Juanita Cruz, y en sustitución precisamente de Juanita, ya que la madrileña unos días antes resultó lesionada de una muñeca, aunque remató con éxito su actuación. Con Enriqueta alternaron aquel día Paco Hidalgo y Daniel Luca de Tena. Enriqueta actúo en solitario tres años sin rozar desde luego las alturas que escaló Juanita con su talento, aunque el éxito de las hermanas Palmeño fue más rápido, menos trabajado que el de Cruz. Sin duda se debió a que Enriqueta y Amalia actuaban juntas y con su reclamo, solían llenar las plazas. Hacia 1934 las dos hermanas actuaron mucho en espectáculos mixtos, parte cómica y seria, corriendo ellas con la segunda parte, la seria. Les gustaba interpretar variados adornos al alimón, suerte que tenían muy bien ensayada. La crítica contemporánea a ellas decía que Enriqueta, la hermana mayor, tenía mas empaque en su toreo y solía recibir a los toros sentada en el estribo. Su característica era el valor y el manejo con soltura del capote y la muleta. Sin embargo, la hermana pequeña Amalia era mucho más fina toreando, y lo hacia con mucha quietud. Llegó a banderillear con mucho garbo. Dicen las crónicas de la época que muleteaba primorosamente y que imprimía a su toreo una gran emoción. Sus mayores éxitos los lograron sin duda en Vista Alegre. En 1934 torearon 38 espectáculos y en 1935 completaron 46 contratos. La temporada de 1936 podría haber sido la más importante de sus carreras a tenor del número de contratos que atesoraban, pero el estallido de la Guerra Civil truncó también sus carreras como a otras muchas toreras. El 30 de mayo de 1935 tuvieron una actuación memorable en La Monumental, de la que se hizo eco el Heraldo de Madrid: “La reaparición de las hermanas Palmeño en el coso Monumental fue bastante acontecimiento para llevar a miles de ciudadanos, a pesar de lo desagradable de la temperatura de la noche del sábado. Y es que estas señoritas toreras han demostrado una y otra vez en el coso madrileño un valor que para sí quisieran más de cuatro varones, y un arte poco común. Ganadoras un día de la “oreja de oro” en buena lid con otras artistas en tauromaquia, las hermanas Palmeño son una garantía para quienes gusten de ver torear clásicamente”. Sólo en Albacete habían actuado en cinco ocasiones durante 1936, año en que incorporaron como fijos en su cuadrilla a los banderilleros Miguelín y El Sordo. Ya en 1935 habían actuado en Albacete tres veces en una misma semana, y el domingo 14 de abril en esa misma plaza, matando erales de doña Dolores Azpiro, cuenta las crónicas de la época que Amalia dio a su primer novillo la “mejor estocada de su vida torera, que le valió dos orejas”, y que a su hermana Enriqueta, en la misma corrida, por una faena superior a su primero, al que recibió de rodillas en tierra, se le concedieron orejas y rabo. “No creemos—comentaba el cronista manchego—que en España pueda haber otra señorita torera más torera que Enriqueta Palmeño”. Claro que no todo fueron críticas favorables, pues en su actuación de la XIX corrida de Abono de la Plaza de Madrid de 1935, el famoso crítico taurino Carito, siempre contrario a la presencia de las mujeres en los ruedos, en la revista Torerías (num.799, de 4 de agosto de 1935, pag.5) en su crónica “Una mojiganga más”, las pone a bajar de un burro y termina su crónica muy enfadado diciendo: “Pero, señores, ¿hasta cuando hemos de aguantar estas parodias taurinas?”. Sin embargo el antifeminista crítico Carito, no tuvo reparos unos meses más tarde para apoderar a una señorita torera que se hizo famosa, mas por sus encantos femeninos y habilidades en las tablas de los escenarios como vedette, que por su talento como torera: su nombre Mari-Greta. (¿...). El 1 de junio de 1936, Enriqueta Palmeño actúa en solitario en Cáceres dentro de la parte seria del Espectáculo “Universal”, con la banda infantil cordobesa “Los Califas” donde empezó toreando Manolete. El día 7 del mismo mes estaban anunciadas las dos hermanas en Málaga, con los hermanos Manolo y Paco Ortiz, y el 27 de julio las esperaban en la cuarta novillada de la feria de Tudela. La última actuación de la que se tiene noticia de las hermanas Palmeño fue en Bilbao, el 21 de julio de 1936. Se lidiaron novillos de Celso Pillón y Ramón Lacruz y compartieron cartel con el novillero baracaldés Isaías Tarradillos. Después de todo esto vino la guerra y todo se fue al traste. Se deshizo el dúo y por circunstancias de la contienda, las hermanas se separan: Enriqueta se marchó a América y Amalia, años después contrajo matrimonio y se estableció en Barcelona. Nunca más se supo de ellas. Hay que decir, pues es de justicia, que las hermanas Palmeño mientras que estuvieron en activo, dieron mucha guerra en los ruedos y tuvieron muchísimos seguidores entre la afición española, sin embargo sin querer restarle sus merecidos méritos, hay que decir que tuvieron la suerte de seguir la estela abierta por una genial torera surgida en Madrid, y que se llamaba Juanita Cruz.

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