Silencio.
Despedimos el mes de febrero, desde este mismo Observatorio, preguntándonos si José Tomás tendría pensado torear en 2012. Entonces les dijimos que no estaba puesto ni anunciado oficialmente en ninguna plaza. Dos semanas después, seguimos sin noticias del críptico diestro de Galapagar, que ha hecho del silencio una singular arma publicitaria que le está dando resultados más que contrastados: aquí nos tienen hablando del que no habla. En cualquier caso, esta falta de comunicación comienza a ser exasperante y choca frontalmente con los resortes de una sociedad que se basa en la cultura de la información.
Ausencias. Ya sabíamos de sobra que Tomás no estará en Sevilla en todo el año. Se antoja muy difícil su encaje en Madrid y desde hace algunos días también se ha certificado el veto a las plazas gestionadas por la familia Chopera después de comprobar que su inclusión en la corrida del Domingo de Resurrección de Málaga sólo era una entelequia interesada que llegó a ser publicada como cosa cierta. Pero en Málaga estarán los tres llaneros solitarios -unos más que otros- del comando G, El Juli, Perera y Talavante.
La lista engorda. Esa entrada en escena de los Chopera ha brindado nuevas certezas a aficionados que ya saben dónde dejará de torear su ídolo particular. Ciudades como Salamanca, Málaga, Santander, Logroño, Córdoba, Almería, San Sebastián, Almería y otros cosos franceses gestionados por los empresarios vascos se caerán de la agenda del galapagarino. Si seguimos tachando escenarios de la lista, al Divino le quedan ya muy pocos lugares de mínima entidad para poder escenificar una vuelta a la palestra, que no reaparición, que más que inquietar empieza a aburrir hasta a sus más acérrimos seguidores, hartos de este espeso silencio que no está siendo justo con los que se han rascado el bolsillo y han esponjado su tiempo viajando en pos de esos contados y cuidados paseíllos que el pasado año no respondieron a las expectativas levantadas.
Precisamente, en la presentación de los primeros carteles de Málaga, Óscar Chopera señaló que la presencia del berroqueño diestro madrileño había sido una de sus prioridades. Salvador Boix, su abracadábrico apoderado, se apresuró a replicar que no se había producido ningún tipo de contactos sin aclarar que plan han pergueñado para una temporada, la de 2012, que ya ha soltado todas las amarras después de salvar a duras penas el arrecife televisivo. El caso es que contactos sí que hubo entre Boix y los Chopera, aunque sería un punto exagerado definirlos como negociaciones formales. Eso sí, el hilo telefónico se cortó por la parte de Galapagar argumentando unas malas relaciones que vienen de largo.
A estas alturas parece claro que la baraja de vetos del señor José Tomás ya no sólo incluye a los ganaderos Álvaro Núñez Benjumea y Victoriano del Río, a las plazas de los Chopera y también a Eduardo Canorea y Ramón Valencia, que todavía están esperando su respuesta después de presentar los polémicos carteles de Sevilla. Con los Chopera, eso se dice, se quiere vengar un hipotético sínodo empresarial convocado para rebajar las pretensiones dinerarias de Tomás, que debe estar partiéndose de risa en Estepona con todo lo que escribimos esta panda de plumillas. Sabe que el día menos pensado volverá a poner toda la prensa patas arriba con alzar un solo dedo. Pero cuidado, la paciencia de sus deudos se está acabando.
En twitter @ardelmoral
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