jueves, 29 de julio de 2010

¡LIBERTAD!

DEL BLOG
"COMO PUÑOS"
Por la libertad de Expresion

Cataluña sin toros y, algunos sin ética.
Por contextualizar en primer lugar.
Mi abuelo fue torero, mis padres socios del Club Taurino de Calahorra. Gracias a nuestra amistad con la conserja (Feli) me salieron los dientes en los corrales de la plaza de toros, entre mayorales, mozos de espadas, picadores y cuadrillas. Con solo 4 años ya andaba entre los pasadizos de las corralizas viendo a los toros que se lidiarían en la feria. Baste decir que aprendí a andar en bicicleta en el ruedo de la plaza….luego no sabía avanzar en línea recta.
Asistí a todas y cada una de las corridas y festejos taurinos que se celebraron en esta ciudad y en otras limítrofes hasta que cumplí los 22 años, cuando la feria de Calahorra tenía seis festejos de abono.
 .

He asistido en silencio al esperpento acontecido en Cataluña. Un esperpento que ubico en dos lugares; el primero en la falta de ética y fácil manejo al que se ha sometido la plataforma animalista que ha propuesto acabar con el sufrimiento de ese maravilloso animal que es el toro. Una iniciativa que en un principio pretendía terminar con los maltratos a todos los toros, pero que por chantaje de determinados partidos políticos se maquilló y dejó al margen otros espectáculos en los que igualmente los toros son vejados, torturados y maltratados. Esta bajada de pantalones…este ceder al chantaje, deslegitima la propuesta de los animalistas. Una propuesta a la carta, totalmente viciada.
Pero no solo los animalistas han ofrecido un lamentable espectáculo. También los políticos han hecho lo propio, al politizar una tradición que supera ampliamente el concepto de España que tenemos en la actualidad. Los toros y las fiestas o ritos asociados a ellos superan a la existencia de España como tal.
No podemos caer en la simplicidad de la derecha de llamar fiesta “nacional” a los toros, en esa recurrente y demostrada maniobra de apropiación de todas aquellas señas identitarias que representen a nuestra historia común.
Tampoco en el “pueblerinismo” de querer diferenciar entre las torturas, por parecerles en su incultura unas más “catalanistas” que las otras.
Permiten y quieren declarar de “interés cultural” las torturas a los “correbous” (toros ensogados , semi-incendiados, cegados por las llamas y torturados por todo el pueblo) y, por el contrario prohíben las torturas a las que se somete a los toros en la plaza.
Para rematar la faena -y cortar también el rabo- se deja “libertad de voto” a los diputados. Esto sorprende y mucho. Al parecer la abolición de las torturas a los toros es un tema de tanta ética personal que los partidos dan derecho a sus diputados a votar en conciencia. Un derecho que no se da si lo que se vota es el aborto, la participación de España en la Guerra de Irak u otra cuestión cualquiera de mayor calado.
Hoy en Cataluña se han quedado sin toros, pero también -algunos- sin ética ni vegüenza.
No encuentro ningún problema ni conflicto ideológico si tengo que asistir a un evento taurino. Fuí entrenado a conciencia en la materia. Gracias a dicho entrenamiento conozco e identifico aquellas cualidades que algunos etiquetan como "arte". Pese a eso, para mí los animales son lo más importante que existe en este mundo -tras las personas- por ese motivo cualquier moción, propuesta o petición que se me ponga delante para acabar con un sufrimiento innecesario de un animal me va a parecer justa y justifiicada. Pero si la finalidad es conseguir que no se torture a unos animales y permitir lo contrario para el resto, emponzoñándolo todo con un cunacho de nacionalismos trasnochados (el español y el catalán)… no podré hacer otra cosa que evidenciar su vicio y su injusticia.
La tortura no puede ser cultura. Ni la caza un deporte. Torturar o matar animales en nombre de la cultura o del deporte es una obscenidad. Llamemos a las cosas por su nombre. Los toros es una tradición…¿un arte?, mejor o peor, gustará más o menos. Ese es el verdadero debate. En eso no entro.
La libertad y el derecho de quién así lo quiera a asistir a este tipo de actos y actividades es el otro debate importante. Tampoco en este voy a entrar.
escrito por Jesús María García

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